La fortificación de alimentos es una de las estrategias con mejor costo-beneficio, cuando es correcta-mente implementada y bajo las condiciones apropiadas, para hacer frente a las deficiencias de micronu-trientes. Desde los años sesenta, Honduras cuenta con programas de salud pública de fortificación de alimentos. Sin embargo, estos programas no estuvieron activos todo el tiempo. En la década de los no-venta, se reactivaron los de la sal y la harina de trigo, y se introdujo el del azúcar. En la actualidad, en Honduras se debe fortificar de forma obligatoria la sal con yodo; el azúcar con vitamina A; y la harina de trigo con hierro, tiamina, riboflavina, niacina y ácido fólico. Adicionalmente, algunos alimentos se fortifi-can de forma voluntaria como la harina de maíz nixtamalizado y la leche.